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El gobierno de Etiopía debe construir la presa Gilgel Gibe III y también debe dialogar con su pueblo


Por: Antumi Toasijé
Historiador, activista panafricanista.
Director de www.wanafrika.org

Ecologistas y conservacionistas han puesto el grito en el cielo por la construcción de la tercera presa estatal sobre el río Gigel Gibe, tributario del histórico río Omo en Etiopía. Gilgel Gibe III es la mayor infraestructura hidroeléctrica africana. Generará un total 1870 mega vatios, lo cual triplicaría la actual capacidad total eléctrica del país y generará unos beneficios para Etiopía de unos 300 millones de dólares anuales ya que países vecinos como Djibuti o Sudán podrán adquirir energía eléctrica a un costo económico y medioambiental mucho más bajo que el actual. Según las autoridades etíopes la presa anegará tierras escasamente habitadas que estacionalmente ya sufren de inundaciones y por lo tanto su impacto será mucho menor que el de cualquier otra presa de gran rendimiento. Survival Internacional y la Universidad de California por el contrario afirman que la obra vulnera los derechos de decenas de comunidades del sur de Etiopía como los Hamer a las que ridículamente llama indígenas, afectando a sus modos de vida tradicionales. Estas y similares razones han llevado a que el banco Europeo de Inversiones y el Banco Africano de Desarrollo hayan paralizado la entrega de fondos para esta construcción que se encuentra casi a la mitad de su ejecución. El Comité de Naciones Unidas para la Eliminación de la Discriminación Racial (CEDR) y el Comité de la ONU para el Patrimonio de la Humanidad exigen ahora a Etiopía que paralice la construcción y que todas las instituciones financieras que apoyan la presa suspendan su financiación. Sin embargo parece que la construcción continuará gracias fondos chinos.

El río Gilgel Gibe cerca del punto de construcción de la presa

El concepto de indígena aplicado a África ha sido distorsionado por Survival Internacional en varias ocasiones. Según el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española un indígena es una persona "originaria del país que se trate". En la versión original en inglés de los comunicados de Survival no se habla de indígenas sino de "tribal peoples" ya que en inglés indígenous tiene otras acepciones todavía más alejadas del concepto conservacionista social de esta entidad. Como ya sabemos, no hay palabra más polémica de "Tribu", decir tribu equivale a no decir nada pues ni siquiera la antropología clásica se pone de acuerdo sobre lo que es una tribu. Entiendo que Survival Internacional quiere hacer referencia a culturas con economías tradicionales, lo cual se ajusta a la definición del 70% de los africanos y africanas. En África los llamados indígenas son la inmensa mayoría de la población y los no indígenas son los inmigrantes puesto que la colonización formalmente ya terminó en la mayor parte del Continente. No se puede hacer causa de la protección de las formas tradicionales de vida aludiendo a terminologías que tal vez sean adecuadas para América pero no para nuestro continente.

Mercado Semanal Hamer. Foto: Alfonso Calvo

En cualquier caso la idea de oponer a los africanos tradicionalistas con los africanos desarrollistas es errónea cuando no malintencionada y daña los objetivos del desarrollo en África. No se puede llorar cuando se observan los estragos de la sequía en el Cuerno de África y al mismo tiempo impedir que se construyan presas para proveer de agua y electricidad a esas mismas poblaciones. Ese tipo de hipocresía ofende a los gobierno africanos y su indignación es justa y muy necesaria. Quizás en parte por ello estos gobiernos se ven envueltos en atropellos injustificables a los Derechos Humanos como la detención arbitraria por parte del gobierno etíope de un centenar de habitantes de la región que se oponían a la construcción de la presa. De la tensión que surge entre las naturales suspicacias de los habitantes de un territorio que no se han enterado de que forman parte de un Estado-Nación postmoderno y las rabietas políticas de los gobernantes sólo se puede esperar lo peor, baños de sangre. Parece que nadie se ha planteado que tiene que haber una forma de conjugar los intereses de ambas partes sin admitir injerencias innecesarias y manipuladoras de Occidente.

El gobierno de Etiopía debe construir sin dilación la presa Gilgel Gibe III para proveer de electricidad y agua potable a millones de habitantes que no desean vivir en un museo a gusto de trasnochados idealistas que se permiten el lujo de decirle a los demás cómo deben vivir desde la comodidad de su vida occidental llena de lujos, como por ejemplo abrir un grifo y que salga agua cuando lo deseen o tener luz a voluntad sin tener que destrozar los árboles del parque más cercano. Será imprescindible asimismo una transparencia total de cuentas y un análisis del beneficio real que los constructores (italianos) van a obtener en relación al beneficio final para Etiopía. Pero Etiopía tiene sobre todo que ser capaz de conjugar los intereses de sus diferentes poblaciones, formar e informar, y sobre todo entender los diversos modos de vida que existen en su suelo e incorporar la agencia política de todos sus pueblos de un modo participativo, sin aplastarlos. Sólo así podrán los gobiernos africanos construir un entorno de confort y seguridad realmente efectivo y duradero para sus poblaciones.


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Antumi Toasijé

Antumi Toasijé
Doctor en Historia, Cultura y Pensamiento

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