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¿Hasta qué punto la colonización europea afectó a la sociedad africana luego de la independencia?


Reflexiones alrededor de “A Bend in the River” de V.S. Naipaul 
Por: Nicolás Brando 
Aunque parezca que setenta años de colonización europea en el continente africano no son mucho en comparación con los millones de años de historia humana vividos en África, no se debe desprestigiar el valor que tuvo el establecimiento de colonias europeas en este continente sólo por su insignificancia temporal. Pocos años de colonización pueden haber generado cambios radicales en la sociedad y en la política africana, tantos como no se había visto en varios siglos.
En la novela A Bend in the River de V. S. Naipaul, se percibe una cierta ambivalencia en la actitud africana ante Europa y su pasado colonial. Mientras que, en teoría, se reniega de la colonización y del mal llegado a África en manos de los europeos, en las actitudes y en los ideales de los africanos se puede distinguir una cierta tendencia hacia el modo de vida europeo: desde su concepción de educación, la idea del progreso o la lengua que hablan; hasta los detalles de la vida diaria como la alimentación o la moda. Del mismo modo, se ve definida una gran diferencia entre las élites y el pueblo en cómo perciben su relación con Europa. Se intentará, entonces, analizar esta ambivalencia y ver en qué sentidos África se occidentalizó o se vio afectada por la colonización europea y en qué sentidos se mantuvo atada a sus raíces.
El politólogo Alex Thompson, considera que la colonización tuvo seis consecuencias fundamentales en el África postcolonial: la incorporación de África a la estructura del Estado moderno; la imposición de fronteras arbitrarias en los territorios; el fracaso para desarrollar vínculos entre Estado y sociedad; la creación de una élite africana burguesa; la creación de una economía de exportación especializada; y la ausencia de instituciones políticas fuertes[i]. Las concepciones de la influencia europea en el continente africano son en general negativas y pesimistas: gran parte de quienes estudian este tema concuerdan en que la mayoría de los grandes problemas políticos, sociales y económicos del continente son consecuencia directa de las imposiciones coloniales. Para Ieuan Griffiths la situación actual de África es una consecuencia del impacto causado por la imposición colonial de dos conceptos extraños a la sociedad africana: “The colonial inheritance contained two basic concepts alien to Africa: ‘nation-states’ and ‘boundary lines’[ii]. Alrededor de la introducción de los conceptos de ‘nación-Estado’ y de ‘fronteras’, el futuro de África se verá estructurado hacia un camino específico.
En lo que concierne a las fronteras establecidas por las potencias europeas en la conferencia de Berlín de 1884-5, se considera que estas tuvieron grandes consecuencias sociales y económicas para los territorios ya que, en palabras de Thompson “colonial rule ‘dehumanised’ Africa’s borders”[iii]. Las fronteras establecidas por Europa habían pasado por encima de las necesidades económicas y sociales de los territorios, dejando algunos sin suficiente tierra fértil y otros enclaustrados entre otros territorios o sin salida al océano. Pero, más que las consecuencias económicas, fue en lo político y social en lo que más afectaron las fronteras arbitrarias: “The country was now too small for its tribal hatreds. The motorcar and modern roads had made the country too small[iv], dice Salim en la novela de Naipaul. Ferran Iniesta hace referencia al hecho de que, a pesar de que los conflictos étnicos existían antes de la llegada de los colonos europeos, fue su enclaustramiento dentro de estas fronteras nacionales lo que llevó a que los roces étnicos o religiosos se hicieran insoportables hasta el punto de llegar a guerras civiles interminables[v]. Esto no sólo tenía como consecuencia el conflicto, sino también acarreó problemas de cohesión nacional y de conciencia colectiva, ambos necesarios para poder encontrar una estabilidad política en los nuevos Estados africanos.
Con el fin de solucionar estos problemas sociales, los primeros movimientos políticos independistas en África se centraron en la búsqueda de establecer una nación dentro de las fronteras establecidas por los colonos. El objetivo fue convertir territorios multiétnicos, multi-religiosos y multirraciales en unidades nacionales homogéneas. Así, el concepto europeo de ‘nación’ se forzó dentro de la política africana por la necesidad de encontrar una cohesión social y no por una verdadera conciencia colectiva dentro de las fronteras establecidas.
Esto se llevó a cabo por medio de una nueva élite social africana establecida por los poderes coloniales, educada en Europa para que hiciese de intermediaria entre los colonos y el pueblo, que en palabras de Naipaul era “black men assuming the lies of white men”[vi].  Estos “occidentalizados” introdujeron a África las ideas políticas y sociales modernas europeas pero, a la vez, reconocieron la necesidad de regresar a los valores tradicionales africanos desprestigiados durante la época colonial. Esta élite funcionó como protectora de la africanidad y de sus valores tradicionales, pero viéndolos y propugnándolos desde su educación europea. Entre los nuevos conceptos africanistas introducidos por los occidentalizados a la política africana hay dos que serán fundamentales para la política social en el continente: el “pan-africanismo” y la “negritud”, los cuales se estructurarán como “un nuevo carácter de afirmación anticolonialista, base de la lucha contra el imperialismo y fundamento espiritual de la independencia”[vii].
El gran inconveniente de estos nuevos ideales nacionalistas y africanistas era que, en palabras del presidente Samora Machel de Mozambique, “For a nation to live, the tribe must die[viii]. Es decir, el vínculo étnico tradicional de las sociedades africanas debía borrarse para que la nueva realidad nacional o continental pudiese establecerse. Pero, a pesar de estos intentos de erradicación tribal por parte de los movimientos nacionalistas,  el vínculo étnico logró sobrevivir a las imposiciones de los nuevos Estados: “once again, old structures of clan or family loyalty grew strong[ix].
Se mantuvo el linaje y los poderes sociales pre-coloniales como vehículo fundamental que mantuvo unidos a los grupos humanos (para bien o para mal).  Esto debido, sobre todo, al hecho de que la élite africana intermediaria no fue suficiente para mantener estable a la sociedad. Así, entonces, la organización social y la relación del individuo con el grupo se estructuró alrededor de la convivencia entre las nuevas estructuras sociales europeas y la organización étnica pre-colonial autóctona.
Naipaul refleja esta convivencia entre la europeización y el mantenimiento de la tradición, dejando claro y definido que la influencia europea marcó sobre todo a las élites sociales y políticas, mientras que el pueblo se mantuvo inmutable a los cambios políticos del continente, “Little had changed in the manners or minds of men […] People lived as they had always done; there was no break between past and present[x]. Iniesta hace énfasis en el valor de la religión y de la religiosidad en la sociedad africana luego de la independencia. Y, no sólo de las manifestaciones religiosas introducidas por la inmigración asiática y europea en África, sino del animismo autóctono que se mantuvo vivo en África debido en gran medida a su fusión con las religiones extranjeras, ya que este animismo hacía (y hace) parte de la forma particular africana de percibir el mundo[xi]. Naipaul deja retratada esta religiosidad y este impulso conservador en el “Ancestors Shriek”[xii], donde declara el “grito de horror de los ancestros” ante la situación de África ante la llegada de los “falsos dioses”, de las multinacionales y de los títeres de Occidente.
En otro punto en el que se encuentra a la sociedad africana a caballo entre la modernización europea y los valores tradicionales del continente es en las políticas socialistas propuestas por algunos de los nuevos gobiernos africanos, como en el Estado de Senegal gobernado por Léopold Senghor. Estos gobiernos socialistas africanos se centraban en la idea de que África siempre había sido una sociedad sin clases, comunal e igualitaria, por lo que esta forma de gobierno era la solución lógica para los nuevos Estados debido a que se mantenía atada a la realidad social y política del continente, colocándose a la vez en una posición anticolonial y antiimperialista: “Senghor believed Africans had ‘already realized socialism before the coming of the Europeans’[xiii]. Este socialismo africano se uniría con las técnicas modernas de producción, las nuevas tecnologías y el concepto europeo de nación-Estado, para impulsar hacia el  futuro a las naciones recién nacidas. Se puede considerar que el gobierno del “Big Man” en la novela de Naipaul sigue estos ideales socialistas, fomentando “the need of Africans to be African, to go back without shame to their democratic and socialist ways, to rediscover the virtues of the diet and medicines of their grandfathers[xiv].
Concluyendo, se puede afirmar, sin lugar a dudas, que el corto paso de la colonización europea por el continente africano sí tuvo grandes consecuencias en la mayor parte de la sociedad africana. La imposición de las “fronteras arbitrarias” fue el grito que iniciaría una avalancha de problemas y conflictos que aún mantienen a gran parte de África en guerras civiles, dictaduras represivas, genocidios y un sinfín de problemas económicos. Pero no todo es necesariamente negativo, aunque en la balanza pese más el mal que el bien: Europa trajo a África la educación moderna, nuevas tecnologías y el deseo de un continente entero de salir adelante. Claro que los beneficios fueron recibidos por una gran minoría: las masas han tenido que cargar en sus espaldas con las consecuencias negativas de la colonización, mientras que unos pocos se educan y se hacen ricos y poderosos. El progreso, las posibilidades políticas y económicas, la salud y la educación no han llegado al “arbusto” del África relatada por Naipaul. Allí se vive como siempre se había vivido (para bien o para mal), sin verse fuertemente afectados ni por la llegada colonial, ni por la independencia. Así, a pesar de que no tienen los beneficios traídos de Occidente, al menos han podido mantener viva su esencia, cosa que los occidentalizados han perdido sin darse cuenta de cómo ni de cuándo. “How long would it take to work back from that, through all the accumulated lies, to what was simple and true?”[xv], dice Naipaul.

[i] Thompson, A., An Introduction to African Politics, Routledge, Londres 2000, p. 10.
[ii] Griffiths, I., The African Inheritance, Routledge, Londres 1995, p. 3.
[iii] Thompson, Ibíd, p. 13.
[iv] Naipaul, V. S., A Bend in the River, Vintage International, New York 1989, p. 201.
[v] Iniesta, F., Kuma. Historia del África negra, Edicions Bellaterra, Barcelona 2007, pp. 236-239.
[vi] Naipaul, Ibíd, p. 16.
[vii] Martínez Carreras, J,, África joven, Editorial Planeta, Barcelona 1975, p. 83.
[viii] Tomado de Thompson, Ibíd, p. 35.
[ix] Davidson, B., Modern Africa. A Social and Political History, Longman Group, Harlow 1994, p. 271.
[x] Naipaul, Ibíd, p. 12.
[xi] Iniesta, Ibíd, p. 249.
[xii] Naipaul, Ibíd, pp. 211-2.
[xiii] Thompson, Ibíd, p. 37.
[xiv] Naipaul, Ibíd, p. 206.
[xv] Ibíd, p. 268.

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Antumi Toasijé

Antumi Toasijé
Doctor en Historia, Cultura y Pensamiento

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