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Guinea Ecuatorial: ¿Quién sabe qué pasó?

Por: Dr. Samuel Mbá Mombé
Médico
El mutismo de los principales actores de la crisis socio-política y económica de Guinea Ecuatorial durante los once años del régimen de Macías, primer y único presidente elegido democráticamente, debería ser motivo de debate para esclarecer algunos extremos de la situación en que está sumida hoy de nuevo nuestro país.

Romper las cadenas del silencio a fin de que se conozca la verdad, y los guineanos tenemos el derecho de conocerla. La huida hacia delante no favorece a nadie, todo lo contrario, se arriesga a no poder garantizar una verdadera paz y estabilidad política en nuestro país. La RECONCILIACIÓN NACIONAL no podrá ser posible si continúa reinando el silencio, la desinformación y lo que es más grave, la falsificación de nuestra reciente historia. El saber pedir perdón es también un acto de valentía y es lo que muchos deberían hacer antes de hablar de reconciliación nacional.

No podemos seguir engañándonos con la mentira y la manipulación. El país tiene serios problemas que comprometen seriamente una estabilidad duradera en el futuro. Los egoísmos personales son la peor receta para salir de la actual crisis socio-política que amenaza por agravarse. La exclusión forzosa de una inmensa mayoría de la población a participar libremente en los asuntos que les conciernen directamente, no puede sino justificar cualquier iniciativa que se tome para desbloquear el estado de sitio permanente y de marginación del que somos victimas hace más de tres décadas y medio.

Volviendo al régimen de Macías, la pregunta que se formula es la de querer saber si a Macías se le debe atribuir todas las atrocidades cometidas durante su régimen y cuál pudo ser su grado de complicidad. El régimen de Macías fue lo que todos sabemos y como Jefe de Estado le es repudiable todos los males acaecidos durante su régimen. Cabe sin embargo subrayar que el Jefe de Estado no ejerce sólo el poder sino que lo comparte o mejor dicho, es asistido por sus colaboradores que a fin de cuentas son tan responsables de las acciones del gobierno como el propio Jefe de Estado.

Macías declaró durante su juicio que no era “el jefe de las cárceles”, declaración que es muy importante para hacer luz a los crímenes cometidos en las cárceles de Guinea Ecuatorial. Si es cierto que Macías fue juzgado y ejecutado por sus crímenes junto con unos cuantos de sus colaboradores, también lo es que no todos los responsables del régimen de Macías fueron condenados ni tampoco fueron llamados a declarar, según una observación imparcial del enviado de la Comisión Internacional de Juristas, Sr. Alejandro Artucio.

Es bien sabido y el observador antes mencionado lo recoge en su informe, que algunos de los colaboradores directos de Macías que fueron condenados y ejecutados, ya no ostentaban cargo alguno en su gobierno desde hacía muchos años mientras que continuaban registrándose crímenes políticos a lo largo y ancho de la geografía nacional. También es de subrayar que sólo se trataba de actos cometidos en los primeros años de la independencia.

No es mi intención citar los nombres ni formular acusaciones contra ellos. El pueblo los conoce y será el único responsable de hacer justicia. Curiosamente la historia de Guinea Ecuatorial a pesar del régimen proclamado a bombo y platillo de “alegre memoria” que no es otra cosa que una radiografía del anterior régimen bautizado de “triste memoria” ¿coincidencia o ironía del destino? Si el régimen de Macías fue triste, el actual lo es tan triste siempre que las expectativas depositadas en el supuesto cambio se han visto frustradas por el recrudecimiento del terror y de la represión política en nuestro país lo que justifica la gran decepción que reina hoy en Guinea Ecuatorial.

El bochornoso proceso de democratización no deja de ser una pura mascarada y un producto para el consumo exterior. El régimen actual no tiene nada de alegría siempre que la tristeza sigue siendo la nota dominante en las caras de los guineo-ecuatorianos.

Yo viví el régimen de Macías cuando mi capacidad analítica y de comprensión de ciertas cosas todavía era mediocre y el acceso a la información como sigue ocurriendo ahora estaba restringido. Hoy en día con todo lo que he leído y escuchado de los comentarios mas lo que yo mismo pude presenciar, exijo como ciudadano de hecho y derecho que se haga luz a todo lo que aconteció en aquella época que como todos sabemos, dejó secuelas irreparables en numerosas familias muchas de ellas están consternadas por la falta de información sobre la suerte de sus parientes, víctimas del terror del régimen de Macías.

La pregunta que me hago siempre para intentar comprender la naturaleza del drama de Guinea Ecuatorial es ¿cómo Macías pudo convertirse de un líder popular a un sanguinario dictador? Poco antes de la independencia y a la edad de casi 13 años, tuve la oportunidad de asistir a las concentraciones electorales de Macías y se le veía un hombre que quería a su Pueblo, un líder que transmitía un mensaje de esperanza y de prosperidad para Guinea Ecuatorial. Si no mal me acuerdo, fue el único candidato que presentó un programa político llámese electoral que cubría todas las áreas de desarrollo del futuro estado independiente. Permítanme ser el abogado del diablo y pido perdón a los que mis comentarios puedan herir. Mi objetivo es simplemente un intento de descubrir y de cotejar el arraigo del fracaso de Macías al frente de nuestro país.

Muchos analistas atribuyen el fracaso de Macías a un supuesto desequilibrio mental que padecía pero ninguno de esos analistas ha sido capaz de presentar pruebas que lo justifiquen, como por ejemplo un parte médico de un centro hospitalario donde éste pudo haber sido atendido. Otros ven en el fracaso de Macías como consecuencia de su alineación al entonces bloque comunista y su discurso violento contra el occidente y sobre todo contra España la antigua metrópoli. Sobre este último argumento, me atrevería a decir que Macías no fue ni pudo ser comunista siempre que él fue producto del franquismo como lo es el actual presidente. Si Macías se alineó al bloque comunista fue simplemente por imperativos ya que al no haber sido el candidato favorito de la España oficial, su gobierno sufrió todo tipo de bloqueos y concretamente el económico a pesar de los acuerdos firmados en la Conferencia de Madrid de 1967. Este aspecto no es menos importante de abordar para comprender las razones que motivaron el declive tan precoz del nuevo estado independiente. En cuanto al primer argumento, es decir sobre la supuesta enfermedad mental de Macías, me recurro al comentario que hace el economista guineano, Fernando Abaga Edjang en unos apuntes que me fueron confiados en el sentido de que si Macías tenía antecedentes de una enfermedad mental o psíquica, ¿cómo es que el entonces Consejo de la República o la Asamblea Nacional no pidieron su dimisión o destitución siempre que la Constitución vigente en aquel entonces preveía esa posibilidad? Si los miembros de esos dos órganos sabían que Macías estaba loco, continúa Fernando Abaga Edjang, y lo mantuvieron en el poder es porque la locura fue colectiva y ellos se hacen también tan responsables de las consecuencias desastrosas del régimen como el propio Macías.

En mi opinión, las razones del fracaso de Macías tienen raíces mucho más profundas que no se pueden explicar sólo con las dos tesis expuestas. Creo que es necesario profundizar el debate sin emociones ni simplificaciones. La situación actual es fruto de la anterior. Si queremos curar los males de ahora es importante hacer un análisis retrospectivo de los once años precedentes al régimen actual. Tengo mis dudas, razones y reservas sobre lo que hasta ahora se ha pintado de Macías. Me gustaría estar equivocado, pero Macías en mi opinión fue una pieza clave no sólo como Jefe de Estado sino como testigo potencial de todo cuanto aconteció durante su régimen y no me extraña que fuera ejecutado precipitadamente.

¿Macías tenía que morir para que nunca se conociera la verdad? Es a partir de aquí donde me gustaría que se concentrara el debate. Como se ha dicho arriba, Macías nunca fue aceptado por la ex-metrópoli lo que hace que se formule otra pregunta, a saber ¿qué papel jugó España en los acontecimientos que marcaron el inicio del terrible declive del nuevo Estado guineo-ecuatoriano?

Creo que España debe ya 38 años después de la independencia de Guinea Ecuatorial abrir los archivos así como facilitar todo tipo de información sobre nuestro país. La continuidad de la ley del silencio o de materia reservada no hará que acrecentar las sospechas y las dudas sobre el papel nada limpio de España en los acontecimientos que marcaron el declive antes mencionado.

El debate queda abierto!
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Antumi Toasijé

Antumi Toasijé
Doctor en Historia, Cultura y Pensamiento

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