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Si aceptamos la devaluación del CFA entonces nos la merecemos

Por Antumi Toasijé, Historiador, politólogo
Diretor de Wanafrika.org

Si Francia como parece, decide devaluar de nuevo el Franco CFA como ya hiciera en 1994 arruinando la economía de millones de personas, sería sólo y exclusivamente culpa nuestra. El plan según se está filtrando consistiría en reconvertir el valor de la moneda de los 14 países de la zona CFA: Benín, Burkina Faso, Costa de Marfil, Guinea Bissau, Malí, Niger, Senegal, Togo, Camerún, Chad, Gabón, Guinea Ecuatorial, República Centroafricana, República del Congo y Comores cuyo valor actual es de 1 Euro= 655 CFA a 1 Euro= 1000 CFA, consolidando la moneda europea y la economía francesa como importadora de todo tipo de materias africanas, en especial minerales.

¿Cómo hemos llegado a permitir esta situación neocolonial? El Franco de las Colonias Francesas de África y el Franco de las Colonias Francesas del Pacífico fueron creados en 26 de diciembre de 1945, en el marco de los acuerdos de Bretton Woods que rediseñaron el mundo financiero. De un modo, diríase, insultante, el Franco CFA no ha cambiado sus siglas aunque sí supuestamente el significado de las mismas, pasó de ser Franco de las Colonias Francesas de África a ser en 1958 franco de la Comunidad Francesa de África y hoy sus siglas indican que es el franco de la Comunidad Financiera de África. Sin embargo sigue siendo lo mismo, un instrumento de dominación de la economía africana tal y como lo fue en el pasado y nosotros lo consentimos sumisamente.

La clave está en el patrón oro. A lo largo de la historia de la humanidad han existido varios sistemas monetarios basados en elementos escasos provenientes de la naturaleza. En África, los metales como el oro, el hierro, el estaño y el cobre, las conchas marinas y la sal fueron las monedas más comunes hasta la invasión colonial europea. Las naciones de Occidente y Asia también utilizaron estos sistemas, principalmente el oro y la plata que podían circular tal cual en forma de monedas o en forma de pagarés intercambiables por oro es decir billetes de papel.

Todo iba de maravilla y sin inflación hasta la Primera Guerra Interétnica Europea (Primera Guerra Mundial) en que para pagar los gastos bélicos se decidió abandonar el patrón oro. Posteriormente se retomó ese patrón sea en forma fija o como valor de cambio, pero el precedente estaba sentado, se estableció que las economías "poderosas" podían controlar, mediante Bancos Centrales el flujo de "pagarés" oficiales (billetes) basándose en el mercado mundial de divisas y en la de sus economías sobre otras naciones. Como es sabido en 1945 se crearon en Breton Woods las grandes instituciones financieras del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional que sentenciaron la primacía de Estados Unidos sobre la economía mundial, estableciendo el Dólar como valor de referencia.

Principales productores de oro, AFRIKA indica el global de la producción africana incluida Sudáfrica
Esta pérdida de soberanía monetaria fue aceptada en la medida en que la mayoría de las naciones confiaron en su capacidad de mantener sus reservas de oro altas para protegerse ante ataques especulativos externos. Sin embargo tras las independencias de los países de Asia y África, se puso de manifiesto una realidad incuestionable: África en su conjunto es el primer productor mundial de oro. Si África crease su propia moneda única de cambio fijo con el oro y acumulase una cantidad fija anual del mismo en un Banco Africano esta sería la divisa más sólida y pujante del planeta eclipsando al resto.

De esto se dieron pronto cuenta las potencias mundiales y establecieron el doble sistema de erradicar el patrón oro por una parte y reforzar por otra el control de las economías postcoloniales desde los bancos de las metrópolis. En 1971 cuando la mayoría de los países africanos ya habían accedido a la independencia formal, Estados Unidos que controlaba la economía mundial merced a las instituciones de Breton Woods, decidió abandonar el cambio en oro de sus billetes. Esto consolidaba además la posición del sistema colonial monetario francés y su margen de maniobra para establecer el valor de las monedas de la francofonía a su antojo. Es claro que los dirigentes africanos francófonos nada han hecho por revertir este estado de cosas, sino más bien reforzarlo, a pesar de los duros reveses como la devaluación de 1994 que redujo a la mitad los capitales de todos los ahorradores africanos y reforzó el deseo de todo inversionista africano de utilizar moneda extranjera en lugar de moneda local.

En la mayoría de los países africanos los billetes se han vuelto mucho menos prácticos que el oro mismo
Podría entonces decirse que la culpa de la situación la tienen los dirigentes africanos y no el pueblo. Pero en realidad los que conformamos el pueblo también tenemos gran parte de culpa. La razón es bien sencilla, hemos decido abrazar el sistema de "pagarés" como la panacea económica. Se afirma que necesitamos los billetes sin buscar una explicación convincente. Se suele decir que no es práctico ir por aquí y por allá con oro en polvo o con monedas de oro, supuestamente son muy pesadas y difíciles de tasar. Pues bien, desde aquí lo desmiento categóricamente. En la actualidad una onza de oro tiene un valor cercano a los 1300 Euros y pesa poco más de 28 gramos. Con lo que pesa un solo Euro (7,50 Gramos) se puede llevar oro en el bolsillo por un valor cercano a los 350 euros, lo cual en la mayoría de los países africanos es una cantidad respetable de dinero. Es más, en el caso de las monedas del CFA habría que multiplicar el peso de las mismas considerablemente para tener el mismo valor que el del peso de un Euro en el bolsillo. Lamentablemente lo mismo puede decirse de muchos billetes de divisas hiperinflacionadas que en ocasiones llegan a pesar más que el valor que se obtiene de ellas en alimentos como el arroz. Respecto a las dificultades o costes del tasado, hoy en día se encuentran básculas electrónicas de precisión por precios en torno a los 10 Euros, cualquier persona puede aprender a pesar oro en unos minutos, no es nada complicado. No teman por las falsificaciones, es mucho más fácil y barato falsificar billetes y monedas que el propio oro, de hecho en el mundo circula un porcentaje considerable de billetes y monedas falsos.

Si amenazan con volver a humillar nuestra economía, no tenemos más que cambiar todo nuestro capital en oro y comprarnos una báscula de bolsillo (algunas tienen el tamaño de un llavero) y se acabó la dependencia psicológica y a la postre real de los billetes. ¿Seremos capaces de hacerlo o seguiremos siendo seducidos por el espejismo de los billetitos de colores? Si optamos por seguir como en la actualidad seguiremos teniendo la culpa de nuestra propia ruina.


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Antumi Toasijé

Antumi Toasijé
Doctor en Historia, Cultura y Pensamiento

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