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Hipocresía institucional Española (2): José Bono y Trinidad Jiménez

Por: Antumi Toasijé
Director del Centro de Estudios Panafricanos y de wanafrika.org


A menudo denominado la derecha de la izquierda, no faltan motivos para afirmar que el Sr. José Bono, que ostenta la representación de una de las principales, si no la principal institución del Estado, hace un flaco favor a España con su reciente visita a Guinea Ecuatorial. Recuerdo de Bono uno de sus encuentros (ahora se les llama mítines), en 2006 en la localidad madrileña de Torrelodones. Allí le lancé la pregunta sobre si el Gobierno consideraba la posibilidad de incorporar a su ejecutivo la diversidad étnica existente en el país, concretamente si consideraban incorporar un ministro o ministra negros a su gabinete. La respuesta de Bono, entonces ministro de defensa, me dejó pasmado por lo burda: “España no está preparada para tener negros en las instituciones” aseveró sin pestañear. Todavía me pregunto ¿a qué clase de preparación se refería? ¿Hay algún tipo de entrenamiento para eso?

Esto de no estar preparados, aunque sea para algo realmente bueno, me recuerda a las típicas excusas de algunos dictadores: “Los africanos no están preparados para la democracia”, hay quien piensa que es una frase del mandatario francés Jacques Chirac pero no, lustros atrás ya la había pronunciado Mobutu Sese Seko de infausta memoria. Es seguro que esta insidiosa suposición de tintes racistas está en la mente de muchos políticos que han querido considerar las dictaduras en África como un mal menor puesto que en su imaginario los africanos son “caóticos y despiadados”. Esto no se ciñe sólo a África negra, llevado a los países arabizados de África del norte se ha venido traduciendo últimamente en pavor al islamismo radical. Huelga decir que la Historia está arrasando estos días en Túnez y en Egipto, entre otros países, con cualquier argumento que se pueda sostener para mantener a un pueblo sojuzgado eternamente.

¿Obiang es mejor que Mubarak para España? Parece que sí. Hay factores en juego a la hora de arropar execrables dictaduras que el cinismo no hace sino revelar, y el económico no es el menos importante. Teodoro Obiang es un experto del marketing, sabe que el prestigio de salón se paga, con dinero de un petróleo que no es suyo por más que él lo crea. Obiang hoy quiere convertir a la Unión Africana en su altavoz, ayer financiaba un premio en la UNESCO, pero mañana podría vagar sólo por una mansión vacía y fría en el exilio; y lo sabe. Por eso ofrece migajas a instituciones y países para que le hagan comparsa, no en vano afirmaba Bono antes de su visita que: “es buena para los intereses de España”, esto lo dice todo. Al parecer, además de petróleo, recordemos que Guinea produce un barril por habitante y día, se afirma que se busca indemnizaciones para los antiguos colonos españoles por su expulsión de Guinea con la independencia y la llegada de Macías al poder en 1968. Estas indemnizaciones me recuerdan a las que se daban a los esclavistas por dar libertad a los esclavizados, Haití sabe bien a lo que me refiero pues ha pagado un alto precio por ello. Dudo que haya un porcentaje significativo de excolonos que realmente merezcan un millonésima parte de lo que deberían pagar al pueblo guineano por explotación, robo de recursos, especulación, torturas y abusos.

Bono y compañía hacen mala a España con su visita a Guinea Ecuatorial. La crisis económica ha puesto este país en la picota de los inversores, que dicho sea de paso no son personas de a pié sino bancos. Hace unos días se le hacía la reverencia a China y eso es algo que se tuvo que sobrellevar con estoicismo, al fin y al cabo China es China. Ahora se pone la mano ante uno de los peores dictadores del mundo denunciado por todas las organizaciones dedicadas a los Derechos Humanos que existen, ¿qué es lo siguiente? Esto va de mal en peor, no cabe duda. Pero no hay mal que dure cien años. Ni siquiera Estados Unidos que ha venido dando destacada y descarada cobertura a Obiang se calla últimamente. El Portavoz del Departamento de Estado Phillip J. Crowley afirma en el New York Times el 30 de diciembre pasado que Obiang es un dictador con un desastroso historial en materia de derechos humanos; interesante. En España estos días, la ministra de Asuntos Exteriores Trinidad Jiménez ha afirmado que el gobierno español apoya las aspiraciones de libertad de los egipcios, excusado la tardanza en posicionarse con la democracia en que “los procesos deben darse desde dentro sin ingerencias”. Bonita frase, le recuerdo entonces que ahora mismo en Guinea, se alza una voz limpia y noble, la del escritor Tomás Ávila Laurel en huelga de hambre por la democracia. Esto ha ocurrido “desde dentro” valga la redundancia aunque ahora Tomás Ávila Laurel haya tenido que huir de Guinea ¿dónde está su apoyo? ¿Mira hacia otro lado Sra. Ministra? Claro, es hipocresía institucional; no tiene otro nombre.



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Antumi Toasijé

Antumi Toasijé
Doctor en Historia, Cultura y Pensamiento

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